lunes, 20 de noviembre de 2023

TOA - 34vo. Domingo - Cristo, Rey del Universo / Más de lo imaginable - Mt. 25, 31-46

Leamos

Primera Lectura: Lectura de la profecía de Ezequiel 34, 11-12. 15-17
A ustedes, mis ovejas, voy a juzgar entre oveja y oveja
Salmo responsorial: 22, 1-2a. 2b-3. 5-6 (R.: 1)
S. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Segunda Lectura: De la 1ra. carta del apóstol san Pablo a los Corintios: 15, 20-26. 28. 
Devolverá a Dios Padre su reino, y así Dios lo será todo para todos
Eangelio: Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-46
Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros. 
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Primera Lectura: Lectura de la profecía de Ezequiel 34, 11-12. 15-17
A ustedes, mis ovejas, voy a juzgar entre oveja y oveja

Así dice el Señor Dios:
«Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro.

Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan,
así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré,
sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron 
un día de oscuridad y nubarrones.
Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear -oráculo del Señor Dios-.

Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas;
vendaré a las heridas; curaré a las enfermas:
a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido.
Y a ustedes, mis ovejas, así dice el Señor:
Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío».
Palabra de Dios.
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Salmo responsorial: 22, 1-2a. 2b-3. 5-6 (R.: 1) 
S. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar.
S. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
S. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
S. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
S. El Señor es mi pastor, nada me falta.
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Segunda Lectura: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 
15, 20-26. 28. 
Devolverá a Dios Padre su reino, y así Dios lo será todo para todos
Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.
Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección.
Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.

Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia;
después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos,
cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino,
una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.

Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies.
El último enemigo aniquilado será la muerte.

Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios,
al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos.
Palabra de Dios.
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Aleluya Mc 11, 9b-10ª
Bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David.
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EVANGELIO: Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-46
Se sentará en el trono de su gloria y separará a unos de otros.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre,
 y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria,
y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros,
como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
"Vengan ustedes, benditos de mi Padre; hereden el reino
preparado para ustedes desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber,
fui forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron,
enfermo y me visitaron, en la cárcel y vinieron a verme".

Entonces los justos le contestarán: 
"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos,
o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos,
o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?".

Y el rey les dirá: "les aseguro que cada vez que lo hicieron con uno de éstos,
mis humildes hermanos, conmigo lo hicieron".
Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apártense de mí, malditos,
vayan al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
Porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de deber,
fui forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron,
enfermo y en la cárcel y no me visitaron".

Entonces también éstos contestarán:
"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo,
o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?".
Y él replicará: 
"Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con uno de éstos, los humildes,
tampoco lo hicieron conmigo".
Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».

Palabra del Señor. 
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Reflexionemos

¿Alguna vez ha hecho algo por alguien y sólo después descubrió
que hizo mucho más por esa persona de lo que pensaba que cuando lo hizo? 
No siempre somos conscientes del bien que podríamos estar haciendo.
No siempre valoramos lo importantes que son nuestras acciones por los demás
o cuánto significa nuestra presencia para ellos.
En cierto modo, eso puede ser algo bueno, porque puede evitar que nos volvamos demasiado orgullosos o que nos tomemos a nosotros mismos demasiado en serio. 
Puede que pensemos que no sea algo bueno
porque no valoramos algo en nosotros que otros valoran mucho.
Hay veces que dejamos de hacer algo que la gente realmente valoraría porque no somos conscientes de su importancia. Podemos pensar que no estamos haciendo nada particularmente valioso, cuando en realidad podemos estar haciendo algo de valor real.

Hay dos grupos de personas en esta parábola. El primero se sorprendió al descubrir
que lo que habían hecho en la vida era mucho más significativo de lo que creían.
Sólo al final de sus vidas entendieron que sus simples actos ordinarios de bondad y consideración en realidad estaban sirviendo al Señor de Señores y Rey de Reyes. 

Descubrieron que lo que estaban haciendo había una dimensión mucho más profunda de lo que jamás habían sospechado.

Al atender a lo ordinario, en realidad estaban interactuando con lo eterno.
“¿Cuándo te vimos?…” le preguntaron al Hijo del Hombre.
Su respuesta fue: 
les aseguro que cada vez que lo hicieron con uno de éstos,
mis humildes hermanos, conmigo lo hicieron
”. Lo que hicieron de manera práctica resultó tener un significado eterno.
Al tratar con sus vecinos destrozados, problemáticos y desafortunados, en realidad estaban tratando con el Señor del Universo.
Lo que habían estado haciendo era mucho más significativo de lo que jamás hubieran podido soñar
y tuvo consecuencias mucho más allá de lo que se dieron cuenta en ese momento.

Puede resultarnos difícil darnos cuenta de que en nuestras relaciones ordinarias unos con otros,
en un sentido real estamos tratando con el Señor, y eso es especialmente cierto cuando nos enfrentamos a otros
en todo su quebrantamiento y necesidad. Es en los asuntos ordinarios y cotidianos de la vida donde estamos respondiendo al Señor.
El cuidado que alguien brinda a un familiar enfermo es un cuidado brindado al Señor, ya sea que se realice o no.
La bienvenida que damos a un extraño que se siente vulnerable en un ambiente extraño es una bienvenida dada al Señor.
La forma en que nos relacionamos con los prisioneros o ex prisioneros revela cómo nos relacionamos con el Señor.

En la parábola, Jesús no quiere decir: "Fui encarcelado sin una buena razón y me visitaron",
o no dice: "Fui encarcelado por mi testimonio del evangelio y me visitaron".
No, es mucho más simple que eso: "Estuve en prisión", punto.
No se intenta distinguir un prisionero de otro o un crimen de otro.
La forma en que tratamos a nuestros prisioneros,
independientemente de lo que hayan hecho, es un comentario de cómo tratamos al Señor mismo.
Esta lectura del evangelio no alienta la actitud de encerrarlos y tirar la llave.
La forma en que intentamos integrar a los ex prisioneros en nuestra comunidad, nuestra sociedad,
también es una declaración de cómo estamos recibiendo la venida del Señor a nosotros.
Como sociedad, ¿cuántos recursos estamos dedicando a la importante labor de ayudar a los ex presos
a encontrar un papel significativo en nuestra sociedad, para que puedan construir una nueva vida libre de delitos?



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