sábado, 5 de septiembre de 2020

TOA - 25vo. Domingo - ¿Me envidias porque soy bueno? - Mateo 20,1-16. - reflexión 1


Is 55, 6-9: Mis planes no son sus planes
Salmo responsorial 144: Cerca está el Señor de los que lo invocan
Fil 1, 20c-24.27ª: Para mí la vida es Cristo
Mt 20, 1-16: ¿Vas a tener tú envidia porque soy bueno?

Isaías nos recuerda que Dios es la fuente máxima del conocimiento espiritual y nos manda
a buscarle sin demora, para hallar la felicidad duradera antes que nuestro tiempo sea muy tarde.

Isaías esboza la doctrina del arrepentimiento: El perdón y la misericordia del Señor
se actualizan cada vez que el pecador se arrepiente, cuando abandona los malos pensamientos,
corrige sus malas acciones y camina los caminos de Yahvé y acepta su plan de salvación.

El camino del malvado se opone a los caminos del Señor. Los pensamientos y los caminos del Señor
son más altos que los del hombre mundano y para éste son incomprensibles.

Yahvé es Clemente y misericordioso y siempre está dispuesto al perdón,
sus planes son consuelo para su pueblo desterrado, y aunque el pueblo es infiel a la alianza,
Dios permanece siempre fiel, Yahvé no abandona a su pueblo.

Pablo, prisionero por Cristo, presiente que sus días ya llegan a su fin y plantea a los Filipenses una seria disyuntiva: o va a morir para estar con Cristo o se queda con ellos y les ayuda en sus dificultades. Perseguido, calumniado, encarcelado, azotado y despreciado vivió en su carne la pasión de su Señor.

Fiel a su predicación y su esfuerzo por vivir el evangelio de Jesús, sabe que tanto su vida como su muerte están en función de Cristo, que debe correr la misma suerte que su maestro para participar de la gloria de la resurrección. Si vive es para seguir anunciando el evangelio, si muere es para entrar en la plena comunión de los justificados por El. Confía y cree que todo va a estar bien, a pesar de la fragilidad de la comunidad donde el ambiente cultural y religioso de las colonias del Imperio amenaza fuertemente su fe.

El modo de actuar de Dios contrario a nuestra mentalidad utilitarista se refleja en la parábola de los trabajadores descontentos con la paga. La parábola responde a la controversia de Jesús con las autoridades judías que cuestionan su relación con personas de dudosa reputación como publicanos, pecadores, enfermos, niños, paganos y mujeres; "esos" considerados impuros y excluidos del círculo de santidad. En la comunidad Mateana se vive el conflicto entre los judeo cristianos y paganos cristianos que forman la misma comunidad. No era posible que los recién conversos tengan el mismo trato que los que han pertenecido desde tiempos antiguos al pueblo elegido. El encuentro entre judaísmo y cristianismo en una misma comunidad fue complicado. Eso lo vemos también en otros escritos del nuevo testamento.

En la parábola, el propietario representa a los terratenientes que con trampas económicas quitaron las tierras a los campesinos. Los desocupados lo habían perdido todo y se alquilaban por cualquier cosa para vivir. Había trabajadores fijos a quienes el propietario siempre los contrataba, y finalmente estaban los que aparecían a última hora. La clave de la parábola no es la actitud equitativa del patrón, que podía pagar como quisiera. Lo que llama la atención es que haya preferido a los que no eran sus trabajadores (los de la última hora) sobre los que sí lo eran (los de la primera hora).

En tiempos de Jesús y de las primeras comunidades, el sistema religioso centraba sus prácticas en el mérito y la paga. La salvación era parte de un mercado de compra y venta. Jesús cuestiona esta mentalidad tan dañina para el pueblo. La salvación es don gratuito de Dios, y la gracia es producto del amor misericordioso. Dios no usa nuestros esquemas interesados y lucrativos, para Dios, los primeros y los últimos son objeto de su inmenso amor y misericordia que supera nuestro espíritu de competencia y codicia, de complejo de superioridad que no tiene ninguna justificación.

La gracia y la misericordia de Dios se oponen a la mentalidad religiosa de la teología del mérito de los religiosos Judíos. Jesús trae y predica la teología de la gracia donde la salvación no se alcanza solo por méritos propios sino por la misericordia de Dios que nos la concede a pesar de no merecerla. Aceptar en profundidad el mensaje evangélico de que «los primeros serán los últimos», exige un cambio de mentalidad a fondo. Hay que incluir el pluralismo religioso y el diálogo intercultural como esos grandes desafíos que descubrimos cuando nos abrimos a la «gratuidad de Dios» que la parábola del evangelio de hoy vuelve a poner delante.

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Lecturas en Lenguaje Latinoamericano - 25º Domingo, TOA – San Mateo, apóstol y evangelista

Isaías 55,6-9: Mis planes no son sus planes
Busquen al Señor mientras se le encuentra, invóquenlo mientras está cerca;
que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes;
que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón.

Mis planes no son sus planes, sus caminos no son mis caminos -oráculo del Señor-.
Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los suyos, mis planes, que sus planes.

Salmo responsorial 144: R:/ Cerca está el Señor de los que lo invocan.
Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza.
R:/ Cerca está el Señor de los que lo invocan.

El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos, / es cariñoso con todas sus criaturas.
R:/ Cerca está el Señor de los que lo invocan.

El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente.
R:/ Cerca está el Señor de los que lo invocan.

Filipenses 1, 20c-24.27ª. Para mí la vida es Cristo
Hermanos: Cristo será glorificado abiertamente en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte.
Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir.
Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger.
Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo,
que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para ustedes.
Lo importante es que ustedes lleven una vida digna del Evangelio de Cristo.

Mateo 20,1-16. ¿Vas a tener tú envidia porque soy bueno?
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña.
Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.

Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo:
"Vayan también ustedes a mi viña, y les pagaré lo debido.
" Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo.

Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados,
y les dijo: "¿Cómo es que están aquí el día entero sin trabajar?"
Le respondieron: "Nadie nos ha contratado."
Él les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña." 

Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." 
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.

Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más,
pero ellos también recibieron un denario cada uno.

Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora,
y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno."

Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia.
¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti.
¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos?
¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?"

Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos."

Oremos:
Dios, Padre nuestro, que has puesto la plenitud de la Ley en el Amor a Ti y al prójimo;

concédenos conocer, amar y cumplir tu voluntad para que tu Reino esté más presente cada día.
Ayúdanos a hacer de Él una palpable realidad en medio de nuestro mundo. Por Jesucristo.