sábado, 3 de diciembre de 2022

TOA - 3er Domingo de Adviento - Alegría en el Señor - Mt 11, 2-11

Alegría en el Señor

"¡Sé fuerte, no temas! Aquí está tu Dios ". Es Domingo de Regocijo. Hoy la vela en la corona es rosa, no púrpura como en los otros domingos de Adviento; expresa la alegría por la cercanía del Señor. Algunas personas parecen ser felices por naturaleza; Otras lúgubres. Había un sacerdote que siempre predicaba sermones tristes. Un domingo, su párroco le pidió que predicara sobre San José a quien conocía como un hombre alegre. El domingo siguiente, el sacerdote habló de José, que era carpintero y, por eso, pasó gran parte de su vida haciendo ataúdes.
Nunca pudo ver su alegría de vivir porque él no era alegre.

Tres cosas sobre la felicidad:
Primero: la felicidad debe ser apreciada en este momento. La vida nunca sera mejor después! No cuando nos casemos, tengamos un bebé y luego otro. Siempre habrán frustaciones nuevas. Que los niños no son lo suficientemente mayores y seremos más felices cuando lo sean. Después nos frustramos porque son adolescentes y duros de tratar. Seremos felices cuando dejen esa etapa. Pensamos entonces que nuestra vida será completa cuando nuestro cónyuge actúe a nuestra manera. La verdad es que no hay mejor momento para ser feliz que ahora mismo.
Segundo: "Si eres feliz, que tu rostro sepa". Podría ser más gozosos si al mirarme al espejo me pregunto ¿Es mi rostro el rostro de alguien que ha oído las buenas nuevas del Evangelio, que sabe que Dios me ama incondicionalmente?
Tercero: Nuestra alegría vendrá si intentamos crearla para otros. Si vivo exigiendo que otros me lleven en lugar de tratar de llevarlos; que me alimenten en lugar de alimentarlos; Exigiendo que los demás satisfagan mis necesidades en lugar de tratar de satisfacer las suyas. Si vivo así, la alegría nunca me encontrará, no importa a cuantas fiestas vaya o trato de levantar mi ánimo.


¿Dudaba el Bautista?
¿Por qué el Bautista envió desde su celda de la prisión para preguntarle a Jesús con urgencia: "¿Eres tú el que ha de venir?" ¿No había reconocido Juan a nuestro Señor como Mesías varios meses antes, a orillas del río Jordán, cuando lo proclamó Públicamente como el Cordero de Dios?
¿Acaso ante su muerte casi segura a manos de Herodes, Juan tenía reservas o dudas sobre Jesús?

Algunos dicen que no, que Juan les mandó preguntar para que sus discípulos crean, para que confirmen su fe en Cristo mismo. Otros dicen que si Juan tenía dudas, era por el modo pacífico de su comportamiento, opuesto a la figura del violento revolucionario que los judíos esperaban como su Mesías. La respuesta a su pregunta vino cuando Jesús le dijo que el mensajero de Dios sería: sanador de los enfermos, consolador de los sufrientes, predicador de la libertad y la verdad para los pobres. Con esta respuesta, la fe de Juan en Jesús se hizo más fuerte, le dio fortaleza y coraje para protestar contra Herodes, y aceptar la muerte de un mártir.
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano, 3er Domingo de Adviento, Ciclo A

Primera lectura: Is 35, 1-6a. 10
Esto dice el Señor: "Regocíjate, yermo sediento.
Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de lirios,
que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la gloria del Líbano,
el esplendor del Carmelo y del Sarón.

Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes.
Digan a los de corazón apocado: '¡Ánimo! No teman.
He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos'.

Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos se abrirán.
Saltará como un venado el cojo y la lengua del mudo cantará.
Volverán a casa los rescatados por el Señor, vendrán a Sión con cánticos de júbilo,
coronados de perpetua alegría; 
serán su escolta el gozo y la dicha, porque la pena y la aflicción habrán terminado".
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Salmo Responsorial: Salmo 145, 7. 8-9a. 9bc-10 (Is 35, 4)
El Señor siempre es fiel a su palabra,
y es quien hace justicia al oprimido;
él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo.
R. Ven, Señor, a salvarnos.

Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado.
Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado.
R. Ven, Señor, a salvarnos.

A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo.
Reina el Señor eternamente. Reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos.
R. Ven, Señor, a salvarnos.
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Segunda lectura: Sant 5, 7-10
Hermanos: Sean pacientes hasta la venida del Señor.
Vean cómo el labrador, con la esperanza de los frutos preciosos de la tierra, aguarda pacientemente las lluvias tempraneras y las tardías.
Aguarden también ustedes con paciencia y mantengan firme el ánimo, porque la venida del Señor está cerca.

No murmuren, hermanos, los unos de los otros, para que el día del juicio no sean condenados.
Miren que el juez ya está a la puerta.
Tomen como ejemplo de paciencia en el sufrimiento a los profetas, los cuales hablaron en nombre del Señor.
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Aclamación antes del Evangelio: Is 61, 1
R. Aleluya, aleluya.
El Espíritu del Señor está sobre mí.
Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres.
R. Aleluya.
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Evangelio: Mt 11, 2-11
En aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel,
y habiendo oído hablar de las obras de Cristo,
le mandó preguntar por medio de dos discípulos: 
"¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?"

Jesús les respondió:
"Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen,
los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio.
Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí".

Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan:
"¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto?
¿Una caña sacudida por el viento? No.
Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? 
No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios.
¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta?
Sí, yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que profeta.
Porque de él está escrito:
He aquí que yo envío a mi mensajero
para que vaya delante de ti y te prepare el camino.
Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer
ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo,
el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él".
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sábado, 19 de noviembre de 2022

TOA - 2do Domingo de Adviento - Preparando el Camino del Señor - Mt 3, 1-12


Preparando el camino del Señor

En uno de sus escritos más hermosos, Isaías profetiza esperanza, paz, justicia y amor. Es una esperanza nueva y eterna para el Israel, triste y desmoralizado. Los pobres encontrarán cobijo en su pueblo y todas las personas cohabitarán con animales sin destruirlos ni desaparecerlos.
La rama viva del tronco de Jessé es nuestra esperanza de paz y salvación (Is 11, 1)

San Pablo nos recuerda nuestra tarea de evangelizadores: 
"¿cómo puede la gente conocer la verdad acerca de Dios si nunca la ha oído; Y ¿cómo la pueden oír si nadie les ha sido enviado? (Rom. 10, 14)
"El Antiguo Testamento tiene mucho que enseñarnos sobre cómo vivir en armonía y glorificar a Dios" (Rom 15, 9)

El Sirio San Juan Damasceno, llamado el orador de oro, dio testimonio de este Cristo vivo, con inteligencia y humildad. Sus enseñanzas y la defensa de la fe Cristiana tuvieron mucho poder tanto en Oriente como en Occidente.
"Lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen.
Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. Las imágenes son el catecismo de los que no leen."

Juan el Bautista pudo ser la figura central, pero renuncia a serlo. En cambio, se dedica a preparar el camino para que las personas de su tiempo comprendieran las buenas nuevas de su salvación que ya se acercan. 

Esa es la manera en que Dios normalmente trabaja; nos envía el mensaje de la salvación con uno de nosotros mismos. 

Jesús de Nazaret tuvo sus primeros discípulos de entre las personas tocadas por la predicación de Juan el Bautista. Juan les había enseñado el valor del autocontrol y de la oración; los exhortaba a escuchar la voz de Dios en su interior, con un corazón arrepentimiento y fiel.

El punto culminante del corto ministerio de Juan fue su encuentro con Jesús. Juan, no sólo bautizó a Nuestro Señor, sino que también le envió a algunos de sus propios seguidores para que se conviertan  en los primeros discípulos cristianos. 
A través de él, Andrés y su hermano Pedro, y Felipe y Natanael se convirtieron en apóstoles de Jesús.

Dios quiere que los cristianos ayudemos a otras personas a conocerlo y amarlo.
Si estuviéramos más comprometidos con nuestra propia vocación cristiana, seríamos más efectivos en influenciar a otros hacia el compromiso religioso. 

Los padres tienen la primera opción para llevar a sus hijos hacia Dios. Sus palabras sólo serán efectivas si son respaldadas por el ejemplo de su propia fe y de su oración.

Si nos arrepentimos de nuestros pecados, podemos escuchar el mensaje de Dios y prepararnos para encontrarnos con Jesucristo.

Para mal o para bien, alguna gente puede influirnos de manera positiva o de manera negativa. ´

Los periodistas y comunicadores que trabajan en los medios de comunicación, prensa, radio, televisión e Internet, tienen un especial poder de influenciarnos en la formación de nuestra opinión. 

Pero también la gente común que no está envuelta en los medios puede influir en las opiniones y valores de aquellos con quienes hablan y viven. 

Confrontándonos a la luz del Evangelio de hoy, ¿nuestra forma de hablar y de comportarnos ayuda de alguna manera a los demás a compartir nuestros valores cristianos y humanos, o reafirmamos su sospecha de que este mundo es un lugar cruel, egoísta y cínico?

¿Y qué hay de la tarea de fomentar vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, o alguna forma activa de servicio religioso? 

Aunque la capacidad de nuestra Iglesia para seguir siendo una comunidad visible, organizada y eficaz que continúa en la vida de oración y los valores de Jesús, está hoy muy cuestionada. Pero estamos seguros que si muchas personas abren sus corazones a la acción de Dios, como lo hicieron Juan el Bautista y los primeros discípulos, Andrés, Felipe y Pedro, entonces encontraremos el camino para mantener en el mundo el mensaje salvador y vivo de Cristo, un mensaje actual y consciente.
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano 2do Domingo de Adviento TOA

Primera lectura: Is 11, 1-10
En aquel día,
brotará un renuevo del tronco de Jesé,
un vástago florecerá de su raíz.
Sobre él se posará el espíritu del Señor,
espíritu de sabiduría e inteligencia,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de piedad y temor de Dios.

No juzgará por apariencias,
ni sentenciará de oídas;
defenderá con justicia al desamparado
y con equidad dará sentencia al pobre;
herirá al violento con el látigo de su boca,
con el soplo de sus labios matará al impío.
Será la justicia su ceñidor,
la fidelidad apretará su cintura.

Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito,
el novillo y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará.
La vaca pastará con la osa y sus crías vivirán juntas.
El león comerá paja con el buey.

El niño jugará sobre el agujero de la víbora;
la creatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.
No harán daño ni estrago por todo mi monte santo,
porque así como las aguas colman el mar,
así está lleno el país de la ciencia del Señor.
Aquel día la raíz de Jesé se alzará como bandera de los pueblos,
la buscarán todas las naciones y será gloriosa su morada.
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Salmo Responsorial: Salmo 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17 (7)
Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes;
así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era.
De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra.
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Al débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo;
se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado.
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Que bendigan al Señor eternamente y tanto como el sol, viva su nombre.
Que sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones.
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
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Segunda lectura: Rom 15, 4-9
Hermanos: Todo lo que en el pasado ha sido escrito en los libros santos,
se escribió para instrucción nuestra, a fin de que, por la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza.

Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, les conceda a ustedes vivir en perfecta armonía unos con otros,
conforme al espíritu de Cristo Jesús, para que, con un solo corazón y una sola voz alaben a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Por lo tanto, acójanse los unos a los otros como Cristo los acogió a ustedes, para gloria de Dios. 
Quiero decir con esto, que Cristo se puso al servicio del pueblo judío, para demostrar la fidelidad de Dios, 
cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas y que por su misericordia los paganos alaban a Dios, según aquello que dice la Escritura: 
Por eso te alabaré y cantaré himnos a tu nombre.
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Aclamación antes del Evangelio: Lc 3, 4. 6
R. Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador.
R. Aleluya.
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Evangelio: Mt 3, 1-12
En aquel tiempo,
comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo: 
“Arrepiéntanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”. 
Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: 
Una voz clama en el desierto: 
Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.

Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río.

Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: “Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su conversión y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. 

Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé fruto, será cortado y arrojado al fuego.

Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han convertido;
pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias.
Él los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego.
Él tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja.
Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue”.
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lunes, 13 de junio de 2022

TOA - Fiesta de Pentecostés - Jn 20,19-23

Celebramos hoy la fiesta solemne de Pentecostés cincuenta días después de la Pascua. 
Fiesta del Espíritu Santo y la «inauguración» de la misión de la Iglesia.

Hch 2,1-11: Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar
Salmo responsorial 103: Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra
1Cor 12,3b-7.12-13:
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo
Jn 20,19-23: Reciban el Espíritu Santo


La primera lectura de los Hechos es una construcción de San Lucas
que quiere explicar la razón por la que los discípulos, como Jesucristo, tienen el poder para hacer las maravillas que ellos hacen.

Para eso, Lucas recoge la «fiesta de las semanas» del antiguo Israel
que celebraba la conmemoración de la llegada del pueblo al Sinaí
donde Yahvé le entrega las tablas de la Ley a Moisés
en medio de truenos relámpagos y viento huracanado. 

Los elementos simbólicos del Sinaí y de Pentecostés,
son elementos simbólicos de gran resonancia cósmica
donde se que manifiestan la intervención renovadora de Dios
en la historia humana.

En su carta a los Corintios, Pablo resalta la acción del Espíritu
en la vida de los creyentes y en la construcción de la Comunidad eclesial.

El Espíritu une la misión de la Iglesia a la misión de Jesús. 

Pablo sabe de las divisiones al interior de esta comunidad,
por eso insiste que los dones, los carismas,
los ministerios y los servicios vienen de un mismo Espíritu.
Dice que todos los carismas, dones y ministerios
están en función del crecimiento de la Iglesia. 

La acción del Espíritu cualifica la misión de la Iglesia en el mundo 
y no sólo para la santificación individual. 

En el Evangelio, Juan presenta dos escenas contrastantes.
1) Los discípulos encerrados en una casa, llenos de miedo y al anochecer.
2) Jesús que entra, les comunica la paz, les muestra sus heridas como signo de su presencia real, 
    los llenan de alegría y les comunica el Espíritu que los hace listos para la misión.

Jesús cambia su miedo, oscuridad, encierro y aislamiento en: paz, alegría y envío misionero.  El Espíritu con su acción misteriosa transforma al creyente y a la comunidad. Hace que la Resurrección, ascensión, irrupción del Espíritu y la misión eclesial se muestren íntimamente articuladas.

Estos no son momentos aislados e indivuduales son momentos  grupales, simultáneos, progresivos y dinamizadores en la comunidad creyente.

Jesús promete a sus discípulos que pronto regresará, que nos les dejará solos y ¡cumple! Les dijo que el Espíritu Santo de Dios les ayudará a entender todo lo que él les anunció y ¡eso sucede! 

Al soplar sobre ellos como Dios sopló para crear al ser humano, Jesús les comunica el Espíritu que todo lo crea y lo hace nuevo.
Ellos son las personas nuevas de la creación restaurada por la entrega amorosa de Jesús. 

- Con la irrupción del Espíritu Santo en la historia humana comienza una nueva forma de experimentar a Dios.
- Pentecostés es el comienzo de la etapa definitiva en la historia de la salvación.
- Es el comienzo de la predicación del evangelio por parte de la Iglesia apostólica. 
- El Espíritu empuja la Iglesia más allá de las fronteras geográficas, sociales y culturales y todos entienden el mensaje 
   en su propia lengua. Todos los pueblos hasta entonces conocidos indican que el mensaje evangélico es universal.
- Se hace en comunidad, cuando los discípulos están reunidos, y su anuncio inaugura una nueva comunidad.

A veces, la violencia, injusticias, miseria y la corrupción de la sociedad nos llenan de desesperanza, miedo y desaliento. No vemos salidas y nos encerramos en nosotros mismos, en nuestros asuntos individuales y olvidamos del gran asunto de Jesús. De repente, Él irrumpe en nuestro interior, traspasa las puertas del corazón e ilumina el entendimiento para comprender que no nos ha abandonado, que sigue presente en la vida del creyente, en la comunidad y en el mundo.

Lo reconocemos actuando en muchas personas y organizaciones que luchan contra todas las formas de pecado que nos deshumanizan y alienan. El Espíritu de Dios sigue actuando en la historia aunque no lo percibamos porque lo hace en silencio.  Muchas veces no lo sentimos porque actúa en forma muy sencilla a través de gestos que pueden pasar desapercibidos. La prisa y preocupación diaria nos impide escucharlo y reconocerlo. Hay que procurar un tiempo de oración más profunda, tratando de escuchar las mociones que el Espíritu suscita en mí, en mi comunidad y en el mundo, en el compromiso del amor, de la atención a los pobres.


Oración
Dios nuestro, Espíritu inasible, Luz sobre toda luz,
Amor que está en todo amor, Fuerza y Vida 
que alienta en toda la Creación:
derrámate hoy de nuevo sobre toda la Creación 
y sobre todos los pueblos,
para que buscándote más allá
de los diferentes nombres
con que te invocamos, 
podamos encontrarte, y podamos encontrarnos en ti
unidos en amor a todo lo que existe.
Tú que vives y haces vivir,
por los siglos de los siglos.
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - Pentecostés: Misa del día
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Hechos de los apóstoles 2, 1-11: 
Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar.
De repente vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban,
y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos. 
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu les concedía que se expresaran.

Estaban de paso en Jerusalén judíos piadosos, llegados de todas las naciones que hay bajo el cielo. 
Y entre el gentío que acudió al oír aquel ruido, cada uno los oía hablar en su propia lengua. 
Todos quedaron muy desconcertados y se decían, llenos de estupor y admiración:
«Pero éstos ¿no son todos galileos?
¡Y miren cómo hablan! Cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa.
Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, del Ponto y Asia,
de Frigia, Panfilia, Egipto y de la parte de Libia que limita con Cirene. Hay forasteros que vienen de Roma,
unos judíos y otros extranjeros, que aceptaron sus creencias, cretenses y árabes.
Y todos les oímos hablar en nuestras propias lenguas las maravillas de Dios.»
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Salmo responsorial: 103 (104) 1, 24, 29-30, 31, 34
Bendice, alma mía, al Señor: ¡
Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas.
R./ Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Les retiras el aliento,
y expiran y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra.
R./ Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor.
R./ Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
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1Corintios 12, 3b-7. 12-13: Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo
Ahora les digo que ninguno puede gritar: «¡Maldito sea Jesús!» si el espíritu es de Dios; 
y nadie puede decir: «¡Jesús es el Señor!», sino con un espíritu santo. 

Hay diferentes dones espirituales, pero el Espíritu es el mismo. Hay diversos ministerios, pero el Señor es el mismo. Hay diversidad de obras, pero es el mismo Dios quien obra todo en todos.
La manifestación del Espíritu que a cada uno se le da es para provecho común.

Las partes del cuerpo son muchas, pero el cuerpo es uno; por muchas que sean las partes, 
todas forman un solo cuerpo. Así también Cristo. Hemos sido bautizados en el único Espíritu para que formáramos un solo cuerpo, ya fuéramos judíos o griegos, esclavos o libres. Y todos hemos bebido del único Espíritu.
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Juan 20, 19-23: Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo. Reciban el Espíritu Santo
Ese mismo día, el primero después del sábado, los discípulos estaban reunidos por la tarde con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se puso de pie en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!» 
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron mucho al ver al Señor. 
Jesús les volvió a decir: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envío a mí, así los envío yo también.»
Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Reciban el Espíritu Santo: a quienes descarguen de sus pecados, serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.»
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Solemnidad de la Santísima Trinidad - 3, 16-18

 Durante el siglo pasado, muchos debates se han centrado en el pensamiento de tres figuras destacadas, Charles Darwin, Sigmund Freud y Karl Marx, a quienes algunos han llamado "trinidad impía".


Nos empujaron al mundo moderno a menudo a pesar de nuestras protestas.

La teoría de la evolución de Darwin fue recibida con aullidos de burla por las iglesias establecidas, y tuvo que luchar por el reconocimiento.

Freud abrió el universo del inconsciente y afectó profundamente las actitudes convencionales.

Las teorías sociales de Karl Marx han dominado casi la mitad del mundo
y han influido considerablemente en la otra mitad.
De los tres, sólo la teoría de la evolución de Darwin permanece bastante intacta.

El mundo desarrollado ha desacreditado en gran medida a Marx
y las teorías de Freud son cada vez más impugnadas.
El tiempo ha cobrado su precio de "la trinidad impía".

Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad, un misterio fuera del alcance del tiempo
y más allá de la comprensión del razonamiento humano.
Es un misterio de nuestra fe.
Sólo podemos echar un vistazo en la oscuridad en busca de destellos de luz para tratar de explicarlo.
La figura tres simboliza la completitud y la perfecta simetría,
y vuelve a aparecer en todos los momentos clave de la historia de Cristo.

Según la tradición judía, todo lo que se hace tres veces se considera como permanente.
Eso es llamado "Jazaká". 

El número tres representa permanencia y estabilidad y añade fuerza a nuestras acciones.
Si el número dos es diferencia, división (izquierda y derecha, dar vs. restringir),
el tres representa la integración de uno y dos.

La vida de Cristo reflejaba constantemente la Trinidad.

Tres figuras conforman el pesebre de Belén: la Sagrada Familia de Jesús, María y José.

Sus primeros visitantes fueron los tres sabios.

Más tarde, en el desierto preparándose para comenzar su vida pública,
Jesús fue tentado tres veces por el diablo.

Una buena historia debe tener un principio, un medio y un final.

Cristo era un narrador por excelencia y tres figuras prominentemente en sus parábolas.
El Hijo Pródigo es sobre un padre y sus dos hijos;
El buen samaritano habla de los tres transeúntes, el sacerdote, el levita y el samaritano;
El sembrador sembró su semilla en tres tipos de tierra, produciendo tres tipos de cosecha.

La escena de la crucifixión tiene tres figuras, Cristo entre dos ladrones.
Antes de su resurrección, pasó tres días en la tumba.
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Lectura Bíblica en lenguaje Latinoamericano - Solemnidad de la Santísima Trinidad

Primera lectura: Ex 34, 4b-6. 8-9
En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí,
llevando en la mano las dos tablas de piedra, como le había mandado el Señor.
El Señor descendió en una nube y se le hizo presente.

Moisés pronunció entonces el nombre del Señor, y el Señor, pasando delante de él, proclamó:
"Yo soy el Señor, el Señor Dios, compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel".

Al instante, Moisés se postró en tierra y lo adoró, diciendo:
"Si de veras he hallado gracia a tus ojos, dígnate venir ahora con nosotros,
aunque este pueblo sea de cabeza dura; perdona nuestras iniquidades y pecados,
y tómanos como cosa tuya".
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Salmo Responsorial: Daniel 3, 52. 53. 54. 55. 56
R. Bendito seas, Señor, para siempre.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres:
Bendito tu nombre santo y glorioso.
R. Bendito seas, Señor, para siempre.

Bendito seas en el templo santo y glorioso.
Bendito seas en el trono de tu reino.
R. Bendito seas, Señor, para siempre.

Bendito eres tú, Señor,
que penetras con tu mirada los abismos
y te sientas en un trono rodeado de querubines.
Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito seas, Señor, para siempre.
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Segunda lectura: 2 Co 13, 11-13
Hermanos: Estén alegres, trabajen por su perfección,
anímense mutuamente, vivan en paz y armonía.
Y el Dios del amor y de la paz estará con ustedes.

Salúdense los unos a los otros con el saludo de paz. Los saludan todos los fieles.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo,
el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo 
estén siempre con ustedes.
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Aclamación antes del Evangelio: Apoc 1, 8
R. Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá.
R. Aleluya.
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Evangelio: Jn 3, 16-18

"Tanto amó Dios al mundo,
que le entregó a su Hijo único,
para que todo el que crea en él no perezca,
sino que tenga la vida eterna.

Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo,
sino para que el mundo se salvara por él.

El que cree en él no será condenado;
pero el que no cree ya está condenado,
por no haber creído en el Hijo único de Dios".

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NOTAS:
El número tres en la Biblia
El tres es considerado el símbolo de la “perfección divina” debido a la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo); así como también “el tercer día según las Escrituras” de la muerte y resurrección del Señor: “como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mt 12,40). En el Evangelio de Juan, dijo Jesús a los judíos: “destruyan este templo y en tres días lo levantaré” (Cf. 2, 19). El Señor resucitó a tres personas cuando estuvo en la tierra. A su amigo Lázaro, al hijo único de una viuda y a una muchacha. En el Antiguo Testamento, hay también tres casos de resucitados (Cf. 1 Re 17,9-24; 2 Re 4,18-35; 2 Re 13,21). En toda la Biblia hay un total de seis personas resucitadas. Las seis que resucitaron -sin embargo- murieron nuevamente. El séptimo resucitado fue el propio Señor Jesús. Él jamás murió de nuevo. Jesús resucitó el tercer día y se apareció por 3 veces a los Apóstoles.

El número 3 aparece abundantemente en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, tres veces los serafines claman “Santo, Santo, Santo” (Is 6,3); también así lo hacen los cuatro seres frente al trono de Dios en el libro del Apocalipsis (Apo 4,8). Tres veces es dada la bendición divina en el libro de los Números (Nu 6,23-26). En estas bendiciones, el nombre del Señor aparece tres veces. El Arca de Noé tenía 3 pisos. Son tres los hijos de Noé (Gn 6,10); tres los amigos de Job (Jb 2,11); tres los invitados de Abrahám (Gn 18,2); tres los amigos del profeta Daniel (Dn 3,23) y 3 las veces que Dios llamó al profeta Samuel (1 Sm 3,8).

En el Nuevo Testamento, el tres es llamado “número divino” por ser mencionado con frecuencia en relación con las cosas santas: “el Espíritu, el agua y la sangre” dice la Carta de San Juan (1 Jn 5,18). El ser humano está conformado por espíritu, cuerpo y alma según el Apóstol San Pablo (1 Ts 5,23). También están las tres oraciones que el mismo Apóstol hizo pidiendo que le sea sacado el aguijón de la carne que lo perturbaba (2 Co 12,8). Son tres las virtudes: fe, esperanza y caridad. Las tentaciones de Jesús en el desierto fueron tres (Lc 4,3-10) y el Señor repitió por tres veces las palabras “está escrito” aludiendo a la Palabra de Dios para ahuyentar al Maligno. Jesús fue crucificado en la hora tercera y hubo tres horas de tinieblas cuando Él estaba en la Cruz. Son tres las negaciones de Pedro y 3 las preguntas del Señor Resucitado al mismo Apóstol.
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Santo de la semana: San Bernabé.
Bernabé fue uno de los más entusiastas y admirados miembros de la Iglesia primitiva, visto como "un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de la fe." Confiado por los apóstoles, compartió su propiedad con los pobres y logró que el converso antiguo perseguidor, Saulo / Pablo, sea aceptado  plenamente por los cristianos en Jerusalén. Más tarde, animó a la joven iglesia en Antioquía, y se fue al extranjero en misión con el apóstol Pablo. Bernabé mostró la clase de personalidad altruista, confiable, alentadora que lo convirtió en un embajador ideal para el Evangelio.
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