Durante el siglo pasado, muchos debates se han centrado en el pensamiento de tres figuras destacadas, Charles Darwin, Sigmund Freud y Karl Marx, a quienes algunos han llamado "trinidad impía".
Nos empujaron al mundo moderno a menudo a pesar de nuestras protestas.
La teoría de la evolución de Darwin fue recibida con aullidos de burla por las iglesias establecidas, y tuvo que luchar por el reconocimiento.
Freud abrió el universo del inconsciente y afectó profundamente las actitudes convencionales.
Las teorías sociales de Karl Marx han dominado casi la mitad del mundo
y han influido considerablemente en la otra mitad.
De los tres, sólo la teoría de la evolución de Darwin permanece bastante intacta.
El mundo desarrollado ha desacreditado en gran medida a Marx
y las teorías de Freud son cada vez más impugnadas.
El tiempo ha cobrado su precio de "la trinidad impía".
Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad, un misterio fuera del alcance del tiempo
y más allá de la comprensión del razonamiento humano.
Es un misterio de nuestra fe.
Sólo podemos echar un vistazo en la oscuridad en busca de destellos de luz para tratar de explicarlo.
La figura tres simboliza la completitud y la perfecta simetría,
y vuelve a aparecer en todos los momentos clave de la historia de Cristo.
Según la tradición judía, todo lo que se hace tres veces se considera como permanente.
Eso es llamado "Jazaká".
El número tres representa permanencia y estabilidad y añade fuerza a nuestras acciones.
Si el número dos es diferencia, división (izquierda y derecha, dar vs. restringir),
el tres representa la integración de uno y dos.
La vida de Cristo reflejaba constantemente la Trinidad.
Tres figuras conforman el pesebre de Belén: la Sagrada Familia de Jesús, María y José.
Sus primeros visitantes fueron los tres sabios.
Más tarde, en el desierto preparándose para comenzar su vida pública,
Jesús fue tentado tres veces por el diablo.
Una buena historia debe tener un principio, un medio y un final.
Cristo era un narrador por excelencia y tres figuras prominentemente en sus parábolas.
El Hijo Pródigo es sobre un padre y sus dos hijos;
El buen samaritano habla de los tres transeúntes, el sacerdote, el levita y el samaritano;
El sembrador sembró su semilla en tres tipos de tierra, produciendo tres tipos de cosecha.
La escena de la crucifixión tiene tres figuras, Cristo entre dos ladrones.
Antes de su resurrección, pasó tres días en la tumba.
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Primera lectura: Ex 34, 4b-6. 8-9
En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí,
llevando en la mano las dos tablas de piedra, como le había mandado el Señor.
El Señor descendió en una nube y se le hizo presente.
Moisés pronunció entonces el nombre del Señor, y el Señor, pasando delante de él, proclamó:
"Yo soy el Señor, el Señor Dios, compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel".
Al instante, Moisés se postró en tierra y lo adoró, diciendo:
"Si de veras he hallado gracia a tus ojos, dígnate venir ahora con nosotros,
aunque este pueblo sea de cabeza dura; perdona nuestras iniquidades y pecados,
y tómanos como cosa tuya".
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Salmo Responsorial: Daniel 3, 52. 53. 54. 55. 56
R. Bendito seas, Señor, para siempre.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres:
Bendito tu nombre santo y glorioso.
R. Bendito seas, Señor, para siempre.
Bendito seas en el templo santo y glorioso.
Bendito seas en el trono de tu reino.
R. Bendito seas, Señor, para siempre.
Bendito eres tú, Señor,
que penetras con tu mirada los abismos
y te sientas en un trono rodeado de querubines.
Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito seas, Señor, para siempre.
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Segunda lectura: 2 Co 13, 11-13
Hermanos: Estén alegres, trabajen por su perfección,
anímense mutuamente, vivan en paz y armonía.
Y el Dios del amor y de la paz estará con ustedes.
Salúdense los unos a los otros con el saludo de paz. Los saludan todos los fieles.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo,
el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con ustedes.
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Aclamación antes del Evangelio: Apoc 1, 8
R. Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá.
R. Aleluya.
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Evangelio: Jn 3, 16-18
"Tanto amó Dios al mundo,
que le entregó a su Hijo único,
para que todo el que crea en él no perezca,
sino que tenga la vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo,
sino para que el mundo se salvara por él.
El que cree en él no será condenado;
pero el que no cree ya está condenado,
por no haber creído en el Hijo único de Dios".
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El número tres en la Biblia
El tres es considerado el símbolo de la “perfección divina” debido a la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo); así como también “el tercer día según las Escrituras” de la muerte y resurrección del Señor: “como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mt 12,40). En el Evangelio de Juan, dijo Jesús a los judíos: “destruyan este templo y en tres días lo levantaré” (Cf. 2, 19). El Señor resucitó a tres personas cuando estuvo en la tierra. A su amigo Lázaro, al hijo único de una viuda y a una muchacha. En el Antiguo Testamento, hay también tres casos de resucitados (Cf. 1 Re 17,9-24; 2 Re 4,18-35; 2 Re 13,21). En toda la Biblia hay un total de seis personas resucitadas. Las seis que resucitaron -sin embargo- murieron nuevamente. El séptimo resucitado fue el propio Señor Jesús. Él jamás murió de nuevo. Jesús resucitó el tercer día y se apareció por 3 veces a los Apóstoles.
El número 3 aparece abundantemente en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, tres veces los serafines claman “Santo, Santo, Santo” (Is 6,3); también así lo hacen los cuatro seres frente al trono de Dios en el libro del Apocalipsis (Apo 4,8). Tres veces es dada la bendición divina en el libro de los Números (Nu 6,23-26). En estas bendiciones, el nombre del Señor aparece tres veces. El Arca de Noé tenía 3 pisos. Son tres los hijos de Noé (Gn 6,10); tres los amigos de Job (Jb 2,11); tres los invitados de Abrahám (Gn 18,2); tres los amigos del profeta Daniel (Dn 3,23) y 3 las veces que Dios llamó al profeta Samuel (1 Sm 3,8).
En el Nuevo Testamento, el tres es llamado “número divino” por ser mencionado con frecuencia en relación con las cosas santas: “el Espíritu, el agua y la sangre” dice la Carta de San Juan (1 Jn 5,18). El ser humano está conformado por espíritu, cuerpo y alma según el Apóstol San Pablo (1 Ts 5,23). También están las tres oraciones que el mismo Apóstol hizo pidiendo que le sea sacado el aguijón de la carne que lo perturbaba (2 Co 12,8). Son tres las virtudes: fe, esperanza y caridad. Las tentaciones de Jesús en el desierto fueron tres (Lc 4,3-10) y el Señor repitió por tres veces las palabras “está escrito” aludiendo a la Palabra de Dios para ahuyentar al Maligno. Jesús fue crucificado en la hora tercera y hubo tres horas de tinieblas cuando Él estaba en la Cruz. Son tres las negaciones de Pedro y 3 las preguntas del Señor Resucitado al mismo Apóstol.
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Bernabé fue uno de los más entusiastas y admirados miembros de la Iglesia primitiva, visto como "un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de la fe." Confiado por los apóstoles, compartió su propiedad con los pobres y logró que el converso antiguo perseguidor, Saulo / Pablo, sea aceptado plenamente por los cristianos en Jerusalén. Más tarde, animó a la joven iglesia en Antioquía, y se fue al extranjero en misión con el apóstol Pablo. Bernabé mostró la clase de personalidad altruista, confiable, alentadora que lo convirtió en un embajador ideal para el Evangelio.
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