jueves, 2 de marzo de 2023

TOA - 3er. Domingo de Cuaresma, Dame de Beber - Jn 4,5-42


Los textos en la liturgia son como una poesía o una imagen simbólica: cada comunidad puede abordarlos libremente, desde recuerdos y sugerencias de acción distintos. Aquí los compartimos desde esta espiritualidad latinoamericana, no por un modo geográfico-material, sino desde una «geografía espiritual»...

Ex 17,3-7: Danos agua de beber
La primera lectura (Ex 17,3-7) habla de uno de los momentos más críticos de la marcha de Israel en el desierto. El pueblo sufre a causa de la sed que padece y se rebela contra Moisés, creen que el desierto es su situación definitiva piensan que morirán allí. No ven más allá, han perdido de vista la meta a la que se dirigen y, a causa de la sed, el miedo y el cansancio, también han olvidado todo lo que Dios ha hecho por ellos. Por lo grave de la situación quieren “apedrear” a Moisés (v. 4). Eso demuestra que Israel, aunque salió de Egipto, carga en su corazón las estructuras irracionales y agresivas del opresor egipcio. Confía más en la violencia que en la fuerza de Dios. En medio de la tentación y prueba del desierto, Israel tendrá que pasar para siempre de la idolatría a la fe verdadera, de la mentalidad violenta del opresor a la actitud creyente fundada en la confianza en Dios. Entonces, surgirá su humanidad nueva y un nuevo modo de relacionarse entre las personas.
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Rom 5, 1-2.5-8: El amor ha sido derramado en nosotros con el Espíritu que se nos ha dado
El texto del 5, 1-2.5-8 de la carta de San Pablo a Los Romanos inician la segunda parte de la Carta. La primera parte enfatiza la justicia de Dios (Rom 1-4) La segunda detalla el predominio del amor (Rom 5-8). Pablo describe a la persona  “justificada” por Dios desde la situación de gracia en la que se encuentra. Por pura gratuidad, la persona ha iniciado una “justa” relación con Dios. Está reconciliada con Dios, y en una situación de paz y de esperanza: una paz que supera toda tribulación y una esperanza activa que en verdad transforma el presente. Todo gracia es recibida por medio de “nuestro Señor Jesucristo”. No debemos vanagloriarnos por los logros ni poner el orgullo en el mérito de nuestras obras, sino en “la esperanza de la gloria de Dios”, en las tribulaciones que lo robustecen, en Dios mismo.


Jn 4,5-42: Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna
El texto del evangelio de Juan que comentamos hoy es el del encuentro de Jes
ús con la samaritana, ocupa casi todo el capítulo cuarto. El de Juan no es un evangelio sinóptico. No es un texto narrativo, ni histórico sino simbólico porque usa símbolos para interpretar la realidad: «Yo soy la vid», dice Jesús en Juan; no yo soy como la vid. O yo soy la vid verdadera, las demás vides que dan uvas no son verdaderas. Yo soy el Pan verdadero: el resto de los panes son incompletos. Yo tengo el agua verdadera, la de la vida eterna; la del H2O, tal vez no quita la sed. Jesús sacia, llena, calma. Los textos Juánicos tienen un estilo literario simbólico, no narran las conversaciones tal como fueron, sino son composiciones teológicas, con intenciones profundas y a veces difíciles de detectar. Vienen del mundo ideológico y mental de Juan, son distintas de las nuestras y deben ser interpretadas con cuidado para evitar conclusiones erradas.

Las migraciones y la facilidad en la comunicación, hacen que todas las religiones que por milenios vivieron aisladas, distantes, y cada una podía pensarse como la única se encuentren hoy a diario con las demás. El contexto de Jesús no fue religiosamente plural, como el nuestro. Tenía que pasar por Samaria si viajaba  entre Galilea y Jerusalén. En este pasaje simbólico de Juan vemos el comportamiento de Jesús frente a este pueblo que no vivía propiamente otra religión, pero era considerado como hereje, cismático y  distante. Cuando Jesús dialoga con la samaritana por propia iniciativa lo hace interreligiosamente. Juan no lo presenta a la defensiva o sólo respondiendo. La iniciativa, el acercamiento al diálogo es de Jesús. Lo hace desde una «teología pluralista de las religiones», abierta y receptiva. Porque está seguro en lo que cree, porque ve más allá de las limitaciones sociales es que dialoga sin temor, con entera confianza y libertad.

A la pregunta: «¿Dónde hay que adorar, en Jerusalén o en Garitzín?», que busca saber cuál es la religión verdadera Jesús responde diciendo que ni Jerusalén ni Gartizín son opciones inválidas (religiones falsas); dice que quien quiera ir más al fondo (los verdaderos adoradores) lo harán en cualquier lugar, no desde una religión específica sino «en espíritu y en verdad», desde la «religación» profunda. Con esta respuesta revolucionaria dice que: las religiones son relativas, hay algo más allá de ellas. No hay «una religión absoluta», a la que todas las demás deban someterse. La única religiosidad absoluta (la “única religación verdadera) es la «adoración en espíritu y en verdad», por encima de una u otra religión.

El teólogo Thomas Sheehan dice que la novedad de Jesús es la abolición de todas las religiones para poder redescubrir nuestra relación con Dios (religación) en el mismo proceso de la creación y de la vida, en la historia. Recordemos que Jesús no “fundó” la Iglesia (ésta se fundó después, y se fundó en Jesús). Jesús vivió y murió judío. Nunca pensó fundar otra religión, sino en todo caso superarla. Hoy vivimos en medio de una grave crisis de las religiones y de las instituciones religiosas, tenemos una nueva y mejor oportunidad para entender y poner en práctica el mensaje de Jesús. Volviéndonos al verdadero Jesús podremos reflexionar y discernir con humildad, y a buscar con paciencia la verdadera religación.

Religión y religación son distintos. Religación es el vínculo o la relación del hombre con la trascendencia, es la unión con lo divino. Las religiones, son formas concretas y diferentes de hacer el vincula y varían según la época de la historia. Lo importante no son las formas, sino el contenido que vehiculan, la dimensión profunda a la que responden.


OREMOS
Misterio infinito cuya sed han sentido todos los seres humanos
desde el comienzo de su existencia... 
que has hecho emerger en la conciencia colectiva de los pueblos
innumerables formas de reverencia, de adoración, de mística,
de transcendencia... de religación o espiritualidad, 
expresada después, en los últimos milenios,
en las religiones, grandes y pequeñas, de todos los pueblos. 

En Jesús nos indicas cuál es la verdadera religión, 
más allá de toda religión formal. 

Haz que comprendamos que ha llegado la hora 
en que como verdaderos adoradores te adoremos 
en espíritu y en verdad, en justicia y amor, en apertura y solidaridad 
con todos nuestros hermanos y hermanas. 
Como nos enseñó Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro. 
Amén. 

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Lecturas en lenguaje Latinoamericano - Domingo 3º de Cuaresma, ciclo A


Ex 17,3-7: Danos agua de beber
En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés: "¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?" Clamó Moisés al Señor y dijo: "¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen." Respondió el Señor a Moisés: "Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río, y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo." Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: "¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?"

Salmo responsorial 94: 
Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias, / aclamándolo con cantos.
R:/ Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: No endurezcan el corazón"

Entren, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, / y nosotros su pueblo, / el rebaño que él guía.
R:/
Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: No endurezcan el corazón"

Ojalá escuchen hoy su voz: "No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto; cuando sus padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras."
R:/
Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: No endurezcan el corazón"

Romanos 5, 1-2.5-8: El amor ha sido derramado en nosotros con el Espíritu que se nos ha dado
Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.

En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atreviera uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.

Juan 4,5-42: Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: "Dame de beber." Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: "¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?" Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva." La mujer le dice: "Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?" Jesús le contestó: "El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna." La mujer le dice: "Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla."

[Él le dice: "Anda, llama a tu marido y vuelve." La mujer le contesta: "No tengo marido." Jesús le dice: "Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad."

La mujer le dice: "Señor,] veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén." Jesús le dice: "Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén darán culto al Padre. Ustedes dan culto a uno que no conocen; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad." La mujer le dice: "Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo." Jesús le dice: "Soy yo, el que habla contigo."

[En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: "¿Qué le preguntas o de qué le hablas?" La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: "Vengan a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será éste el Mesías?" Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él.

Mientras tanto sus discípulos le insistían: "Maestro, come." Él les dijo: "Yo tengo por comida un alimento que ustedes no conocen." Los discípulos comentaban entre ellos: "¿Le habrá traído alguien de comer?" Jesús les dice: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No dicen ustedes que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo les digo esto: Levanten los ojos y contemplen los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y otro siega. Yo los envié a segar lo que no han sudado. Otros sudaron, y ustedes recogen el fruto de sus sudores."

En aquel pueblo muchos [samaritanos] creyeron en él [por el testimonio que había dado la mujer: "Me ha dicho todo lo que he hecho."] Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo."


Versión Corta
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: "Dame de beber." Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: "¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?" Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva." La mujer le dice: "Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?" Jesús le contestó: "El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna." La mujer le dice: "Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla."

Veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén." Jesús le dice: "Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén darán culto al Padre. Ustedes dan culto a uno que no conocen; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad." La mujer le dice: "Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo." Jesús le dice: "Soy yo, el que habla contigo."

En aquel pueblo muchos creyeron en él. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo."

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