Los
textos en la liturgia son como una poesía o una imagen simbólica: cada comunidad puede
abordarlos libremente, desde recuerdos y sugerencias de acción distintos. Aquí
los compartimos
desde esta espiritualidad latinoamericana, no por un
modo geográfico-material,
sino desde una «geografía espiritual»...
Ex 17,3-7: Danos agua de beber
La
primera lectura (Ex 17,3-7) habla de uno de los momentos más críticos de la
marcha de Israel en el desierto. El pueblo sufre a causa de la sed que padece y
se rebela contra Moisés, creen que el desierto es su situación definitiva piensan
que morirán allí. No ven más allá, han perdido de vista la meta a la que se dirigen
y, a causa de la sed, el miedo y el cansancio, también han olvidado todo lo que
Dios ha hecho por ellos. Por lo grave de la situación quieren “apedrear” a
Moisés (v. 4). Eso demuestra que Israel, aunque salió de Egipto, carga en su
corazón las estructuras irracionales y agresivas del opresor egipcio. Confía
más en la violencia que en la fuerza de Dios. En medio de la tentación y prueba
del desierto, Israel tendrá que pasar para siempre de la idolatría a la fe verdadera,
de la mentalidad violenta del opresor a la actitud creyente fundada en la
confianza en Dios. Entonces, surgirá su humanidad nueva y un nuevo modo de
relacionarse entre las personas.
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El texto del 5, 1-2.5-8 de la carta de San Pablo a Los Romanos inician la segunda parte de la Carta. La primera parte enfatiza la justicia de Dios (Rom 1-4) La segunda detalla el predominio del amor (Rom 5-8). Pablo describe a la persona “justificada” por Dios desde la situación de gracia en la que se encuentra. Por pura gratuidad, la persona ha iniciado una “justa” relación con Dios. Está reconciliada con Dios, y en una situación de paz y de esperanza: una paz que supera toda tribulación y una esperanza activa que en verdad transforma el presente. Todo gracia es recibida por medio de “nuestro Señor Jesucristo”. No debemos vanagloriarnos por los logros ni poner el orgullo en el mérito de nuestras obras, sino en “la esperanza de la gloria de Dios”, en las tribulaciones que lo robustecen, en Dios mismo.
Jn 4,5-42: Un
surtidor de agua que salta hasta la vida eterna
El texto del evangelio de Juan que comentamos hoy es el del encuentro de Jesús con la samaritana, ocupa casi todo el capítulo cuarto. El de Juan no es un evangelio sinóptico. No es un texto narrativo, ni histórico sino simbólico porque usa símbolos para interpretar la realidad: «Yo soy la vid», dice Jesús en Juan; no “yo soy como la vid”. O “yo soy la vid verdadera”, las demás vides que dan uvas no son verdaderas. “Yo soy el Pan verdadero”: el resto de los panes son incompletos. Yo tengo el agua verdadera, la de “la vida eterna”; la del H2O, tal vez no quita la sed. Jesús sacia, llena, calma. Los textos Juánicos tienen un estilo literario simbólico, no narran las conversaciones tal como fueron, sino son composiciones teológicas, con intenciones profundas y a veces difíciles de detectar. Vienen del mundo ideológico y mental de Juan, son distintas de las nuestras y deben ser interpretadas con cuidado para evitar conclusiones erradas.
El texto del evangelio de Juan que comentamos hoy es el del encuentro de Jesús con la samaritana, ocupa casi todo el capítulo cuarto. El de Juan no es un evangelio sinóptico. No es un texto narrativo, ni histórico sino simbólico porque usa símbolos para interpretar la realidad: «Yo soy la vid», dice Jesús en Juan; no “yo soy como la vid”. O “yo soy la vid verdadera”, las demás vides que dan uvas no son verdaderas. “Yo soy el Pan verdadero”: el resto de los panes son incompletos. Yo tengo el agua verdadera, la de “la vida eterna”; la del H2O, tal vez no quita la sed. Jesús sacia, llena, calma. Los textos Juánicos tienen un estilo literario simbólico, no narran las conversaciones tal como fueron, sino son composiciones teológicas, con intenciones profundas y a veces difíciles de detectar. Vienen del mundo ideológico y mental de Juan, son distintas de las nuestras y deben ser interpretadas con cuidado para evitar conclusiones erradas.
Las
migraciones y la facilidad en la comunicación, hacen que todas las
religiones que por milenios vivieron aisladas, distantes, y cada una podía pensarse como la única se encuentren hoy a
diario con las demás. El contexto de Jesús no fue religiosamente
plural, como el nuestro. Tenía que pasar por Samaria si
viajaba entre Galilea y Jerusalén. En este pasaje simbólico de Juan vemos el
comportamiento de Jesús frente a este pueblo que
no vivía propiamente “otra religión”, pero era
considerado como hereje, cismático y distante. Cuando Jesús dialoga con la samaritana
por propia iniciativa lo hace interreligiosamente. Juan no lo presenta a la
defensiva o sólo respondiendo. La iniciativa, el acercamiento al
diálogo es de Jesús. Lo hace desde una «teología pluralista de las
religiones», abierta y receptiva.
Porque está seguro en lo que cree,
porque ve más allá
de las
limitaciones sociales es que dialoga sin temor, con entera confianza y
libertad.
A
la pregunta: «¿Dónde hay que adorar, en
Jerusalén o en Garitzín?», que busca saber cuál es la religión verdadera Jesús responde diciendo que ni
Jerusalén ni Gartizín son opciones inválidas (religiones falsas);
dice que quien quiera ir más al fondo (los verdaderos
adoradores) lo harán en cualquier lugar, no desde una religión específica sino «en espíritu y en verdad», desde la «religación»
profunda. Con
esta respuesta revolucionaria dice que: las religiones son relativas, hay algo
más allá de ellas. No hay «una
religión
absoluta», a la que todas las demás deban someterse. La única religiosidad absoluta
(la “única religación
verdadera”) es la «adoración en espíritu y en verdad», por encima de una u otra religión.
El
teólogo Thomas Sheehan dice que la novedad de Jesús es la abolición de todas las religiones para
poder redescubrir nuestra relación con Dios (religación) en el mismo proceso de la
creación y de la vida, en la historia. Recordemos que Jesús no “fundó”
la Iglesia (ésta se fundó
después, y se fundó
en Jesús). Jesús vivió
y murió judío. Nunca pensó
fundar otra
religión, sino en todo caso superarla. Hoy vivimos en medio
de una grave crisis de las religiones y de las instituciones religiosas,
tenemos una nueva y mejor oportunidad para entender y poner en práctica el mensaje de Jesús. Volviéndonos al verdadero Jesús podremos reflexionar y
discernir con humildad, y a buscar con paciencia la verdadera religación.
Religión y religación son distintos. Religación es el vínculo o la
relación del hombre con la trascendencia, es la unión con lo divino. Las religiones,
son formas concretas y diferentes de hacer el vincula y varían según la
época de la historia. Lo importante no son las formas, sino el contenido
que vehiculan, la dimensión profunda a la que
responden.
Misterio
infinito cuya sed han sentido todos los seres humanos
desde el comienzo de su
existencia...
que has hecho emerger en la conciencia colectiva de los pueblos
innumerables formas de reverencia, de adoración, de mística,
de
transcendencia... de religación o espiritualidad,
expresada después, en los
últimos milenios,
en las religiones, grandes y pequeñas, de todos los pueblos.
En Jesús nos indicas cuál es la verdadera religión,
más allá de toda religión
formal.
Haz que comprendamos que ha llegado la hora
en que como verdaderos
adoradores te adoremos
en espíritu y en verdad, en justicia y amor, en apertura
y solidaridad
con todos nuestros hermanos y hermanas.
Como nos enseñó Jesús,
hijo tuyo y hermano nuestro.
Amén.
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Lecturas en lenguaje Latinoamericano - Domingo 3º de Cuaresma, ciclo A
Ex 17,3-7:
Danos agua de beber
En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés: "¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?" Clamó Moisés al Señor y dijo: "¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen." Respondió el Señor a Moisés: "Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río, y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo." Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: "¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?"
En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés: "¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?" Clamó Moisés al Señor y dijo: "¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen." Respondió el Señor a Moisés: "Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río, y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo." Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: "¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?"
Salmo responsorial
94:
Vengan,
aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias, / aclamándolo con cantos.
R:/ Ojalá escuchen hoy la voz del Señor:
No endurezcan el corazón"
Entren,
postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, / y nosotros su pueblo, / el rebaño que él guía.
R:/ Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: No endurezcan el corazón"
Porque él es nuestro Dios, / y nosotros su pueblo, / el rebaño que él guía.
R:/ Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: No endurezcan el corazón"
Ojalá
escuchen hoy su voz: "No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto; cuando sus padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras."
R:/ Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: No endurezcan el corazón"
como el día de Masá en el desierto; cuando sus padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras."
R:/ Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: No endurezcan el corazón"
Romanos 5, 1-2.5-8: El amor ha sido derramado en nosotros con el Espíritu
que se nos ha dado
Hermanos:
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por
medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a
esta gracia en que estamos: y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de
alcanzar la gloria de Dios. Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios
ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha
dado.
En
efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado,
Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo;
por un hombre de bien tal vez se atreviera uno a morir; mas la prueba de que
Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por
nosotros.
Juan 4,5-42: Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna
En
aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo
que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado
del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía.
Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: "Dame de
beber." Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La
samaritana le dice: "¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que
soy samaritana?" Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús
le contestó: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de
beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva." La mujer le dice:
"Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua
viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él
bebieron él y sus hijos y sus ganados?" Jesús le contestó: "El que
bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré
nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un
surtidor de agua que salta hasta la vida eterna." La mujer le dice:
"Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a
sacarla."
[Él
le dice: "Anda, llama a tu marido y vuelve." La mujer le contesta:
"No tengo marido." Jesús le dice: "Tienes razón, que no tienes
marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la
verdad."
La
mujer le dice: "Señor,] veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron
culto en este monte, y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está
en Jerusalén." Jesús le dice: "Créeme, mujer: se acerca la hora en
que ni en este monte ni en Jerusalén darán culto al Padre. Ustedes dan culto a
uno que no conocen; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación
viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que
quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el
Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto
deben hacerlo en espíritu y verdad." La mujer le dice: "Sé que va a
venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo." Jesús le
dice: "Soy yo, el que habla contigo."
[En
esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una
mujer, aunque ninguno le dijo: "¿Qué le preguntas o de qué le
hablas?" La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la
gente: "Vengan a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será
éste el Mesías?" Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba
él.
Mientras
tanto sus discípulos le insistían: "Maestro, come." Él les dijo:
"Yo tengo por comida un alimento que ustedes no conocen." Los
discípulos comentaban entre ellos: "¿Le habrá traído alguien de
comer?" Jesús les dice: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me
envió y llevar a término su obra. ¿No dicen ustedes que faltan todavía cuatro
meses para la cosecha? Yo les digo esto: Levanten los ojos y contemplen los
campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo
salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo
sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y otro
siega. Yo los envié a segar lo que no han sudado. Otros sudaron, y ustedes
recogen el fruto de sus sudores."
En aquel pueblo muchos [samaritanos] creyeron en él [por el testimonio que había dado la mujer: "Me ha dicho todo lo que he hecho."] Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo."
En aquel pueblo muchos [samaritanos] creyeron en él [por el testimonio que había dado la mujer: "Me ha dicho todo lo que he hecho."] Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo."
Versión Corta
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: "Dame de beber." Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: "¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?" Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva." La mujer le dice: "Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?" Jesús le contestó: "El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna." La mujer le dice: "Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla."
Veo
que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y ustedes dicen
que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén." Jesús le dice:
"Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén
darán culto al Padre. Ustedes dan culto a uno que no conocen; nosotros adoramos
a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la
hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al
Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es
espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad." La
mujer le dice: "Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él
nos lo dirá todo." Jesús le dice: "Soy yo, el que habla
contigo."
En aquel pueblo muchos creyeron
en él. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara
con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su
predicación, y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú dices;
nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del
mundo."
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