sábado, 20 de mayo de 2023

TOA - 6to. Domingo de Pascua - Vivir El Sentido de lo Sagrado y el Cariño - Jn 14, 15-21

Algunas prácticas sociales de respeto y aprecio del pasado son ya  un recuerdo oscuro. Antes saludábamos a nuestros maestros y sacerdotes cuando los cruzábamos en la calle. A otros adultos los llamamos "Señor" o "Señora" y les mostrábamos respeto y cariño. Eran vigentes y normales la cortesías y los buenos modales. Todavía sobrevive la muestra de respeto por los muertos, cuando se para o inclina la cabeza al paso de un funeral. Ahora, la mayoría de estas hermosas costumbres se han ido, incluso el mundo de mi infancia que los valoraba tanto.

Muchas cortesías de antaño las eliminaron la influencia negativa de algunas películas de cine y la televisión, que vinculan la libertad a la informalidad. Muchos se deshacen de sus modales como de un abrigo. Esa informalidad frívola se da en todos los niveles e incluso en la iglesia. Parece que hemos perdido algunos de nuestros hábitos de reverencia. Lo que nos pide el Evangelio de Hoy, es regresar al respeto por el otro, al cariño y desarrollo de lo bueno para hacernos más buenos.

Jesús nos promete el Espíritu que nos llevará siempre de regreso a Él, que nos va a enseñar a ejercitar el amor y el respeto por el otro y a promover valores de vida y solidaridad comunitaria. Pareciera que hemos necesitado sufrie este terrible virus que nos aqueja hoy para redescubrir lo bueno que somos cuando nos ponemos a trabajar por y para los otros.

"Reverencia al Señor en tus corazones", dice San Pedro. Esta reverencia también debería llegar a todas nuestras otras relaciones. Si, por el contrario, se pierde la reverencia por Dios, ya nada es verdaderamente sagrado. Y, como una advertencia silenciosa a las personas involucradas en debates religiosos, Pedro nos insta a presentar nuestros argumentos "con cortesía y respeto", cualidades que faltan notablemente en la discusión de temas políticos y sociales en nuestros tiempo. La reverencia a Dios, el respeto y la cortesía hacia los demás son partes de la misma virtud. No todas las personas corteses son seguidores explícitos de Jesucristo, pero tampoco una persona descortés es un verdadero seguidor de su camino.
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano - TOA - 6to. Domingo de Pascua
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Primera lectura: Hch 8, 5-8. 14-17
En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. 
La multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe, 
porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban viendo: 
de muchos poseídos salían los espíritus inmundos, lanzando gritos,
y muchos paralíticos y lisiados quedaban curados. Esto despertó gran alegría en aquella ciudad.

Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que Samaria
había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan.
Éstos, al llegar, oraron por los que se habían convertido, para que recibieran el Espíritu Santo, 
porque aún no lo habían recibido y solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 
Entonces Pedro y Juan impusieron las manos sobre ellos, y ellos recibieron el Espíritu Santo.
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Salmo Responsorial: Salmo 65, 1-3a. 4-5. 6-7a. 16 y 20 (1)
Que aclame al Señor toda la tierra. Celebremos su gloria y su poder,
cantemos un himno de alabanza, digamos al Señor: “Tu obra es admirable”.
R. Los obras del Señor son admirables.Aleluya.

Que se postre ante ti la tierra entera y celebre con cánticos tu nombre.
Admiremos las obras del Señor, los prodigios que ha hecho por los hombres.
R. Los obras del Señor son admirables.Aleluya.

El transformó el mar Rojo en tierra firme y los hizo cruzar el Jordán a pie enjuto.
Llenémonos por eso de gozo y gratitud: El Señor es eterno y poderoso.
R. Los obras del Señor son admirables.Aleluya.

Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por mí.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su gracia.
R. Los obras del Señor son admirables.Aleluya.
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Segunda lectura: 1 Ped 3, 15-18
Hermanos: Veneren en sus corazones a Cristo, el Señor, 
dispuestos siempre a dar, al que las pidiere, las razones de la esperanza de ustedes. 
Pero háganlo con sencillez y respeto y estando en paz con su conciencia. 
Así quedarán avergonzados los que denigran la conducta cristiana de ustedes, 
pues mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal. 
Porque también Cristo murió, una sola vez y para siempre, por los pecados de los hombres; 
Él, el justo, por nosotros, los injustos, para llevarnos a Dios; murió en su cuerpo y resucitó glorificado.
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Aclamación antes del Evangelio: Jn 14, 23
R.
Aleluya, aleluya.
El que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor; y mi Padre lo amará y vendremos a él.
R. Aleluya.

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Evangelio: Jn 14, 15-21

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 
“Si me aman, cumplirán mis mandamientos; 
yo le rogaré al Padre y él les dará otro Paráclito 
para que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad. 
El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; 
ustedes, en cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes 
y estará en ustedes.

No los dejaré desamparados, sino que volveré a ustedes.
Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán, porque yo permanezco vivo y ustedes también vivirán. 
En aquel día entenderán que yo estoy en mi Padre, 
ustedes en mí y yo en ustedes.

El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. 
Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, 
yo también lo amaré y me manifestaré a él”.
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Oremos
Lleguen hasta ti, Señor,
nuestras oraciones junto con estas ofrendas,
para que, purificados por tu gracia,
recibamos el sacramento de tu inmensa bondad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
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