Esta fiesta se regocija en el amor constante de Dios por sus “ovejas”,
como el pastor que atiende a sus rebaños. Jesús va más allá,
con su parábola de
la oveja perdida, para mostrar
la búsqueda incansable del Padre por nuestra
salvación.
Basada en el “Corazón de Jesús” como símbolo de amor,
la Iglesia
promueve fuertemente la devoción a Cristo
como el amor encarnado de Dios.
Un
texto clave en San Lucas es sobre Dios Pastor
que, al perder una oveja
descarriada,
deja las otras noventa y nueve en el desierto
y va tras la perdida
hasta encontrarla.
En el Evangelio de San Juan, Jesús transfiere
esta imagen del Pastor a la obra de su propia vida.
Él mismo se convirtió en el
Buen Pastor, que dio su vida por las ovejas.
Esta creciente conciencia de que Jesús
es la manifestación visible
del amor de Dios en nuestro mundo
llevó
gradualmente a un homenaje explícito al Corazón de Jesús
como símbolo del amor
de Dios por nosotros.
Los primeros signos claros de un enfoque en el Sagrado
Corazón
se ven a principios de la Edad Media, en el fervor del monacato cisterciense.
Pero se convirtió en una devoción popular generalizada en el siglo XVII,
en
gran parte debido a la predicación de San Juan Eudes (1602-1680).
Cobró mayor
impulso a través de la vidente Margarita María Alacoque
en el convento de la
Rue de Bac (París), cuya intensa devoción al Corazón de Jesús
la instó a
“repartir los tesoros de su bondad”,
convencida de que Él la había elegido
especialmente para esto. trabajar.
Roma rechazó las solicitudes para reconocer oficialmente la Fiesta
del Sagrado Corazón de Jesús
hasta 1765, cuan el papa permitió que la Fiesta del Sagrado Corazón se celebre en Francia.
Un siglo
después, el Papa Pío IX extendió la Fiesta a la Iglesia universal,
con énfasis
en la necesidad de reparación por los pecados y abusos personales o sociales.
Hoy, la devoción al Sagrado Corazón subraya la centralidad del amor Divino,
animando a todos a confiar en la desbordante benevolencia de Dios hacia el
mundo que Él ha creado.
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Primera lectura: Deut 7, 6-11
En aquel tiempo, habló Moisés al pueblo y le dijo: "Eres un pueblo
consagrado al Señor, tu Dios;
Él te ha elegido a ti para que seas pueblo suyo
entre todos los pueblos de la tierra.
El Señor se ha comprometido contigo y te ha elegido,
no por ser tú el
más numeroso de todos los pueblos,
ya que al contrario, eres el menos numeroso;
más bien te ha elegido por el amor que te tiene
y para cumplir el juramento
hecho a tus padres.
Por eso, el Señor, con mano firme,
te sacó de la esclavitud
y del poder del faraón, rey de Egipto.
Reconoce, pues, que el Señor, tu Dios, es el Dios verdadero y fiel.
Él
guarda su alianza y su misericordia hasta mil generaciones
para los que lo aman
y cumplen sus mandamientos;
pero castiga a quienes lo odian, y los hace perecer
sin demora.
Guarda, pues, los mandamientos, preceptos y leyes que yo te mando hoy
poner en práctica".
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Salmo Responsorial: Salmo 102, 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 10 (17)
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía,
y no te olvides de sus beneficios.
R. El Señor es compasivo y
misericordioso.
El Señor perdona tus pecados
y cura tus enfermedades;
él rescata tu vida del sepulcro
y te colma de amor y de ternura.
R. El Señor es compasivo y
misericordioso.
El Señor hace justicia
y le da la razón al oprimido.
A Moisés le mostró su bondad
y sus prodigios al pueblo de Israel.
R. El Señor es compasivo y
misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento para enojarse y generoso para perdonar.
No nos trata como merecen nuestras culpas,
ni nos paga según nuestros pecados.
R. El Señor es compasivo y
misericordioso.
_______________________________________________________________________________________________________________________________________________
Segunda lectura: 1 Jn 4, 7-16
Queridos hijos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de
Dios
y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
El que no ama, no
conoce a Dios, porque Dios es amor.
El amor que Dios nos tiene, se ha
manifestado
en que envió al mundo a su Hijo unigénito para que vivamos por él.
El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino
en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo,
como víctima de expiación por
nuestros pecados.
Si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a
los otros.
A Dios nadie lo ha visto nunca; pero si nos amamos los unos a los
otros,
Dios permanece en nosotros y su amor en nosotros es perfecto.
En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos
ha dado su Espíritu.
Nosotros hemos visto y de ello damos testimonio,
que el
Padre envió a su Hijo como salvador del mundo.
Quien confiesa que Jesús es el
Hijo de Dios, permanece en Dios y Dios en él.
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en ese
amor.
Dios es amor y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en
él.
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Aclamación antes del Evangelio: Mt 11, 29
R. Aleluya, aleluya.
Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor,
y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón.
R. Aleluya.
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Evangelio: Mt 11, 25-30
En aquel tiempo, Jesús exclamó:"¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos,
y las has revelado a la gente sencilla!
Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.
El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos.
Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre
sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí,
todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio.
Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón,
y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera".
______________________________________________________________________________________________________________________________________________________
No hay comentarios.:
Publicar un comentario