sábado, 14 de enero de 2023

TOA - 4to Domingo de Adviento - Le llamaras Jesus - Mt 11, 2-11

 El nombre no dice mucho de la persona que lo posee, a menos que sea también un apodo bien elegido. Nombres como Helen, Sharon o Jason son útiles para distinguir a varios miembros de una familia; pero no dicen mucho sobre la persona. Un nombre rara vez habla de la personalidad o de la vida de quien lo posee. Con algunos nombres bíblicos es diferente. Abraham se refería a "Padre de un gran pueblo" (Gen 17: 5) y Moisés significa "Rescatado de las Aguas" (Éx 2:10). Nuestro bendito Señor tiene nombres que nos dicen todo sobre él : "Jesús" significa "Dios salva", "Cristo" significa "Mesías Ungido de Dios" y el nombre "Emmanuel" significa "Dios en medio de nosotros".

¿Qué tan importante es realmente Jesús para nuestra vida personal? Si hoy preguntas al hombre de la calle ¿qué es el cristianismo? La respuesta habitual sera algo que tiene que ver con ser una persona decente, amar al prójimo, mantener la ley; Y tal vez ir a la iglesia un domingo. Pocos hablarán sobre Jesucristo, y sin embargo, él ES el centro mismo de nuestra fe. Gandhi dijo una vez: "Si los cristianos tuvieran a Cristo en el corazón, todo el mundo sería cristiano".

Pontifex = Constructor de puentes. El mayor constructor de puentes que acortó el abismo entre nosotros y Dios, es Jesucristo. "Nadie ha visto a Dios; El Hijo Unigénito, que está más cercano al corazón del Padre, lo ha dado a conocer " (Jn 1, 18).

Él comparte nuestra herencia. En Navidad debemos concentrarnos en la sencillez y pobreza en la que nació Nuestro Señor. Lo humano que fue, nació de una mujer joven,
no en comodidad lujosa o rodeado de regalos, sino en la incomodidad de un establo.

Nació como uno de nosotros, mostró el lado humano del "Emmanuel".

El Evangelio sin embargo, menciona su origen divino. Aún teniendo una madre humana, 
no tiene un padre humano; fue concebido en María por el poder de Dios.

Este modo único de entrar en nuestra vida,
con Dios como padre, y la virgen María como madre,
subraya quién es en verdad Jesús: es Dios y es hombre, 
es uno de nosotros y, sin embargo, es uno con el Dios eterno.

Si a nosotros, este misterio nos parece profundo,
debió haber sido desconcertante para San José.

Tener cerca a María, y verla embarazada sin ninguna acción de su parte. 
José aceptó en fe lo que el mensajero de Dios le dijo: 
“El niño fue concebido en María por el poder del Espíritu Santo. 
Con gran paciencia y humildad, José aceptó el rol para el que Dios lo había elegido: 
ser padre adoptivo de El Salvador.

Esta aceptación fiel es lo que hoy se requiere de cada uno de nosotros, dejar entrar a Cristo en nuestras vidas, confiando de que él es verdaderamente "Dios con nosotros".
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano, 4to Domingo de Adviento - TOA

Primera lectura: Is 7, 10-14
En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: 
"Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo alto". Contestó Ajaz: "No la pediré. No tentaré al Señor".

Entonces dijo Isaías: "Oye, pues, casa de David: 
¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? 
Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: 
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros".
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Salmo Responsorial: Salmo 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 (7c y 10b)
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan,
pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos. 
R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.

¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo?
El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso.
R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.

Ese obtendrá la bendición de Dios. y Dios, su salvador, le hará justicia.
Ésta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob. 
R. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
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Segunda lectura: Rom 1, 1-7
Yo, Pablo, siervo de Cristo Jesús, he sido llamado por Dios para ser apóstol y elegido por él para proclamar su Evangelio. 
Ese Evangelio, que, anunciado de antemano por los profetas en las Sagradas Escrituras, 
se refiere a su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, que nació, en cuanto a su condición de hombre, 
del linaje de David, y en cuanto a su condición de espíritu santificador, 
se manifestó con todo su poder como Hijo de Dios, a partir de su resurrección de entre los muertos.

Por medio de Jesucristo, Dios me concedió la gracia del apostolado, 
a fin de llevar a los pueblos paganos a la aceptación de la fe, para gloria de su nombre. 
Entre ellos, también se cuentan ustedes, llamados a pertenecer a Cristo Jesús.

A todos ustedes, los que viven en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de su pueblo santo, 
les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.

Aclamación antes del Evangelio: Mt 1, 23
R. Aleluya, aleluya.
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo,
y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
R. Aleluya.
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Evangelio: Mt 1, 18-24
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: 
Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, 
sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: 
"José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, 
porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo 
y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados".

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor 
por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, 
a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

Cuando José despertó de aquel sueño, 
hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.

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