sábado, 14 de enero de 2023

TOA - 2do. Domingo - Haciendo nuestro propio balance - Jn 1, 29-34

Las lecturas de hoy nos traen dos puntos para reflexionar: 

- Primero: la dramática y urgente invitación de San Juan a contemplar al Cordero de Dios; 

- Segundo: nos invitan a hacer un balance personal. 
¿A dónde vamos?
¿qué resoluciones podrían elevar la calidad de nuestra vida?
¿Qué es lo que en verdad quiero para mí y para los otros?

El Bautista nos insta a preguntarnos:
¿qué es lo que verdaderamente deseamos? 

Luego, nos invita a reajustar nuestras vidas. 

San Pablo nos recuerda que estamos "llamados a ser santos en unión con todos los que en todo lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo".

Un balance honesto puede revelar los motivos interesados y egoístas que a menudo dirigen nuestras vidas. 
Si verdaderamente queremos elevarnos por encima de estos motivos necesitamos apoyarnos en alguien más grande que nosotros, necesitamos apoyarnos en el Dios que cuida de nosotros y de toda la comunidad humana. 

¿En realidad queremos escuchar el llamado de Juan a restaurar lo que está roto, y más aún, el llamado de Jesús para traer luz al mundo? ¿Cómo podemos cooperar para detener el egoísmo, la injusticia y el pecado en el mundo?

Éstas y otra preguntas nos hacen ver que hacer nuestro balance es y siempre será difícil, el malignos nos hará pensar muchas veces que es mejor no hacerlo porque no tiene sentido o no cambiará nada. 

El balance personal nos confronta con lo que queremos ser, lo que somos y lo que debemos ser a la luz del Evangelio. 

Nos invita especialmente a no ir a la deriva junto con el mal de este mundo, tomando la línea de menor resistencia.

El discipulado es urgente y costoso, pero también es posible. 
Es el camino hacia la alegría, al gozo y a la paz. Es el cumplimiento de lo que nuestra alma anhela desde lo más profundo. 

Si escuchamos en verdad la llamada del Bautista,
nuestra respuesta será hacer un balance que va hacia la raíz de nuestro ser, desde nuestra bondad, desde nuestro gozo. 

Este balance personal puede incluso revelarnos la verdad, esa que siempre nos hace libres.
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Lecturas Bíblicas en Lenguaje Latinoamericano, TOA, 2da Semana

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 49, 3. 5-6 Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación

El Señor me dijo: «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso».
Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo,
para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel
—tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza—:

«Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob
y conviertas a los supervivientes de Israel;
te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».
Palabra de Dios.

Salmo responsorial: Salmo 39, 2 y 4ab, 7-8a. 8b-9. 10 (R.: 8a y 9a)

Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy».
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Como está escrito en mi libro: «Para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

He proclamado tu salvación ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

SEGUNDA LECTURA

Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 1-3
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesús sean con vosotros

Yo, Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios,
y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto,
a los consagrados por Cristo Jesús, a los santos que él llamó
y a todos los demás que en cualquier lugar
invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.

La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.

Palabra de Dios.

Aleluya Jn 1, 14. 12b
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
A cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios.

 

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 29-34 
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Éste es aquel de quien yo dije:
"Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí,
porque existía antes que yo".

 Yo no lo conocía,
pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».

Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado al Espíritu
que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.

Yo no lo conocía,
pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:
"Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él,
ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo".

Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios».

Palabra del Señor.

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